LOS OBJETIVOS COMO FUENTE DE MOTIVACION

Cuando practicamos una actividad física es importante tener la mayor disponibilidad para llevarla a cabo, ¿qué queremos decir con esto?, que la planifiquemos desde nuestro compromiso. Si pensamos que la actividad deportiva no es para nada algo que me gusta, seguro encontraré las excusas para no realizarla. Entonces la misma deberá ser amigable conmigo y con mi estilo de vida ya que este último va a definir la continuidad en la actividad y luego en ella voy a encontrar los efectos reforzantes. ¿Cuáles son los efectos reforzantes que me hacen seguir en la actividad deportiva?, conseguir alguno de los objetivos que me haya planteado, disfrutar, socializar, entre otros. Por lo tanto, para realizarla y mantenerla será necesario conocerme bien.

Te estarás preguntando ¿y qué es lo que debo conocer de mí?, aspectos como la confianza, la actitud y los valores que le damos a esa actividad que practicamos, como también saber cuáles son los objetivos que tengo y como voy a realizarlos.

Entonces al iniciarnos en una práctica deportiva, lo primero que precisaremos es realizar una evaluación previa de ¿quién soy? y ¿porque quiero esto?  y segundo, actitud o sea tener la intención para realizarlo. Pero sabemos que muchas veces esto no es suficiente, por lo que tendremos que buscar donde encontrar ese plus que me lleve y me mantenga en movimiento. Ese plus lo vamos a necesitar porque siempre encontramos las excusas perfectas para posponerlo, “mejor lo dejo para cuando termine enero” o “mejor cuando pase carnaval”,  o mejor aún,  “para cuando llegue “el último ciclista “”y seguro ese día, ¡¡vamos a encontrar nuevas excusas!!

Para alguien que nunca hizo deporte es difícil crear el hábito,  en primer lugar por la novedad en su vida que es necesario acomodar al día a día, y luego por encontrar la satisfacción del esfuerzo más allá de las expectativas de resultados. Pero también a veces es difícil mantenerse en el deporte para quien lo hace con regularidad, ¿por qué? , porque aparecen las rutinas, los estancamientos y el saber que no todo es placer en su realización, todo esto puede generar actitudes o sentimientos cercanos al abandono o renuncia. Entonces este plan también es aplicable para ustedes que a pesar de estar comprometidos con la activad van a entrenar con desgano, ya no tan felices y tal vez un poco apáticos.

¿Y qué hago? ¿Cómo continuo?

Es normal hacer un balance entre lo obtenido y el costo por obtenerlo, pero podemos hacer que dé positivo. ¿Cómo lo logramos?, debemos   dirigir y mantener la intensidad del esfuerzo y de las expectativas hacia donde nosotros queramos. Necesitamos lograr el control de nuestras acciones, el mismo lo logramos cambiando nuestra forma de pensar y es importante buscar en nuestros recuerdos cuando fue positivo pensar en el deporte,  eso que ha quedado en nuestro olvido hacerlo presente y así tenerlo disponible para cuando necesitemos recurrir a él. Pensamientos positivos van a generar acciones positivas.

Conjuntamente de hacer presente lo olvidado, nosotras les proponemos que realicen un plan, una estrategia como medida “preventiva” para hacerle frente a las conductas, pensamientos e ideas que no les permitan avanzar. Además de la planificación de entrenamiento físico elaborada por nuestro entrenador,  tengamos un plan de entrenamiento mental para desarrollar, ¡trabajemos en equipo! Planificar nos ayudará a direccionar el trabajo, a reforzar el cumplimiento de los objetivos y orientar esfuerzos, todos factores que incidirán directamente en el rendimiento y en el bienestar emocional de cada uno.  Y para esto es fundamental tener bien definidas nuestras metas y objetivos.  Las primeras, las podemos entender como pequeños logros, para saber que estamos por el camino correcto e irnos sintiéndonos felices con lo que vamos logrando, reavivando la motivación para continuar con nuestro plan.   El objetivo es como ganar la copa del año, ¡lo dejé todo y lo logré!

Para esto les sugerimos que tengan a mano papel y lápiz y que se tomen un tiempo para tomar conciencia de estos aspectos. Lo primero que van a hacer es pensar ¿qué es lo que quiero lograr?, ¿con qué cuento yo para lograrlo?, ¿cómo lo puedo realizar? y escribir las respuestas en la que será mi hoja de ruta, donde las estaciones sean metas claras las cuales alcanzar y que me mantengan en ella hasta llegar al destino, para volver a diseñar un nuevo desafío.

Les recomendamos iniciar con pequeñas cosas que impliquen un determinado esfuerzo pero que no sean imposibles, tienen que ser reales y ajustadas a mi vida cotidiana, ya que la idea es que nos ayuden y no vivirlas como algo estresante por tener que lograrlas, sino como mis propios deseos y sentirme feliz con el compromiso que tengo conmigo, con esta nueva persona que quiero ser. Es importante establecer el tiempo en que vamos a lograr lo que nos estamos proponiendo, para poder así chequear lo que vamos consiguiendo. Podemos dividir la hoja en semanas y meses o acompañar los tiempos del entrenamiento planteado para la siguiente competencia. Recuerden que los pensamientos deben ser positivos, por lo que las metas marcadas tendrán que estar enfocadas positivamente y no como evitamientos de fracasos. Y por último disfrutar de las pequeñas o grandes recompensas por haberlas alcanzado.

Luego de escribirlas revisa cuales son las cosas que te planteaste, qué dependen de ti y están bajo tu control, ya que lo que no puedes controlar no lo podrás modificar y harán que te sientas decepcionado al no poder conseguirlas. Y no olvides ser creativo y flexible, ya que los cambios de planes se presentarán y tendrás que encontrar como afrontarlos y seguir adelante.