PADRES DE DEPORTISTAS: Acompañar a nuestros hijos en su carrera deportiva, una tarea compleja.

Sabemos que es importante que nuestros hijos estén más en movimiento que sentados frente a la computadora,  como padres y madres entendemos que nuestro rol es motivarlos para dicha práctica pero a veces no encontramos la manera para que realicen un deporte.

Otras veces, surge de ellos la curiosidad por el deporte o logramos motivarlos, pero terminan abandonándolo, seguramente porque no acertamos en el modo de acompañarlos. ¿Como hacer entonces que niños y adolescentes realicen una actividad física con placer y felicidad? Comprendiendo y respetando todas las etapas necesarias para que se puedan desarrollar exitosamente en la actividad que hayan decidido practicar. Cuando hablamos de éxito no nos referimos a medallas ni títulos, sino a que ellos puedan sentir que lograron desplegar sus habilidades y capacidades de acuerdo con sus propias expectativas de logro y disfrute, en un entorno de bienestar físico y psicológico.

La practica deportiva es una actividad lúdica mediada por el disfrute, la diversión y el placer, y a través de ella se desarrolla el sentido de competencia, la mejora de los aspectos físicos, motrices y cognitivos pero que ademas cosolida los vínculos de amistad, el aprendizaje de valores y conductas que servirán de cimientos para la construcción de su personalidad. Será entonces un espacio donde pueden ensayar el vivir en un mundo de responsabilidades, comprensión, empatía y cuidado.

Pero para que el jóven adolescente sienta el placer de realizar una actividad física es necesario que quienes son sus figuras de sostén y apoyo estén allí, acompañando afectiva y efectivamente este trayecto.

Porque hay que acompañar

El deporte puede ser una fuente de frustraciones y desencuentros, ya que a veces se proponen  o exigen cosas que no están a la altura para que  ese adolescente las pueda cumplir. Recordemos que uno de los objetivos principales de quien realiza un deporte es el disfrute durante su práctica, cuando a los jóvenes se les pregunta porque realizan una actividad deportiva la respuesta común es: “porque me gusta o me divierte” y es esto lo que debemos cuidar.

Cuando a nuestro hijo le sale “todo bien”, estará pasando por un momento de gran disfrute y satisfacción, por lo que precisará de nuestro reconocimiento y valoración y no de presiones por mejores logros o rendimientos. Por lo tanto, no lleguemos con sermones del tono “lo podrías haber hecho mejor”,”podrías haber convertido más tantos, o más goles”. La función del deporte ya se está cumpliendo, evitemos cargarlos de deseos y frustraciones que son nuestros, de eso que un día nosotros quisimos y no pudimos. Esta es la experiencia de nuestro hijo y es importante que podamos diferenciarla de la nuestra,  que estemos allí para apoyarlo y disfrutar junto a él sus logros y sus experiencias, transmitiéndole que lo verdaderamente importante es su propio deseo . Para que esto ocurra, las preguntas que debemos hacerle son: “¿cómo te sentiste?”, “¿cómo la pasaste?”, ya que ello reforzará la confianza en él y la que deposita en nosotros, porque lo que estamos haciendo es poner la atención en lo que piensa y siente él.

De la misma manera él nos va a necesitar cuando entienda que no dio todo, que no le salió como él quería o esperaban los demás, incluso nosotros. Va a precisar que nosotros lo sostengamos, que lo apoyemos y le digamos que esto “también va a pasar”, “que no es grave,  que de los errores se aprende”, que les enseñemos a asumir que se puede perder y también equivocarse. Así él aprenderá a tolerar mejor las dificultades y frustraciones, tomando los errores como oportunidades, realizando valoraciones más condescendientes consigo mismo de sus actuaciones, y como resultado verá reforzada su autoconfianza,  habilidad psicológica sumamente necesaria para quienes realizan actividad física o deporte,  pero por sobre todo para la vida. También consolidará su creencia de que la familia es su lugar seguro, de resguardo, a donde puede recurrir para fortalecerse.

Por otra parte, si solo hacemos foco en lo negativo, en lo que no sale tan bien, agregamos presión pidiéndole cosas que no puede o no quiere, vamos a generar estrés y frustraciones en el niño o adolescente, con lo que seguramente lo impulsaremos a que abandone la practica deportiva, y si no la abandona, dejará de ser su lugar feliz, y no podrá a nutrirse de todo lo beneficioso que allí pueda encontrar.

Por ello nuestro rol como padres no es el de entrenador, ni el de preparador físico, árbitro, ni de amigo, nuestro rol es el de acompañar y sostener, pero por sobre todo alentar, apoyar y disfrutar con ellos ese camino, el cual además le va a ser muy útil para su vida adulta ya que se habrá desarrollado en un entorno de respeto, contención, comprensión, empatía y amor.

Aprovechemos para hacer del deporte un punto de encuentro con nuestros hijos, donde podamos compartir tiempo, intereses y pasiones y además acompañarlos en los diferentes niveles de compromiso.