Atención – Concentración

Generalmente podemos decir si estuvimos o no concentrados en una carrera, pero no podemos decir cómo fue que hicimos para concentrarnos y de qué manera esa concentración influyó en nuestro rendimiento. Veamos entonces de qué forma la atención y concentración es un recurso muy valioso para lograr nuestros objetivos deportivos.

 

La atención es la capacidad para seleccionar estímulos y la concentración es la habilidad para dirigirla y mantenerla, o sea  que la atención se focalice donde sea necesario y en el momento adecuado.

Cuando realizamos una actividad deportiva se nos presentan una gran variedad de estímulos a atender, y en la medida que logremos filtrar aquellos que no son necesarios para la tarea, obtendremos mejores resultados en nuestro desempeño. Un estímulo es todo aquello que nos produce un efecto determinado,  por lo tanto tendremos vías internas y externas, por las cuales   nuestro cerebro, estará recibiendo información.  Es importante entonces tener presente que, esas señales pueden ser muy fáciles de reconocer, como la presencia de otros deportistas, el ruido del bullicio o el público, o que por el contrario precisan de un trabajo más  personal para poder valorarlas, como son, los  dolores por el esfuerzo físico, los pensamientos y las emociones.

Frente al estímulo nuestra respuesta orgánica y psicológica va a actuar en consecuencia, propiciando la división  de la atención perdiendo así la nitidez necesaria de nuestro foco  para ejecutar la carrera correctamente. Lo mismo sucede cuando internamente, aparecen pensamientos que no tienen que ver con lo que estamos haciendo o cuando quedamos enganchados en análisis de “cosas” que pudimos haber hecho de manera diferente, nuestra atención se va con ellos y comenzamos a cometer errores, ya que al cambiar nuestro foco de atención,  nuestro ritmo y coordinación motora se ven afectados. También las emociones desajustadas a lo que está sucediendo pueden provocar la pérdida de la concentración. Cuando lo que recibimos es del orden del miedo, angustia, incertidumbre o poca confianza nuestro organismo va a actuar poniéndose en alerta y dando una respuesta de huida. Esto aumentará nuestro nivel de activación y desfavorecerá nuestro rendimiento.

Para lograr el control de nuestra concentración es necesario atender los factores que puedan afectarla. Estos dependerán de las características personales, del deporte que se practique pero también de la disposición mental para llevar adelante un plan de entrenamiento de esta variable psicológica. Por eso es fundamental entrenarla al igual que cualquier otra técnica.

Hoy en día los deportistas trabajan mucho con técnicas de relajación para estar en el aquí y ahora, a través de la respiración controlada o el mindfulness, para lograr un mejor manejo de la emotividad y control de las situaciones estresantes desarrollando un correcto  nivel de autocontrol.

Como siempre los invitamos a que realicen una autoevaluación de cómo es su atención y concentración, que se pregunten acerca de las factores que los distraen, cómo son los pensamientos y las emociones que aparecen  durante los entrenamientos, como punto de partida para un entrenamiento mental de la concentración que mejor se adapte a cada uno de ustedes.

 

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